La teología del Gran Reconocimiento
Por Art Middlekauff
Traducido de “The Theology of the Great Recognition” por el equipo voluntario de traductores CMO ©2021. Este artículo también está disponible en Charlotte Mason Online.
Recuerdo muy claramente el primer día que capté el concepto básico de lo que Charlotte Mason se refiere como “el Gran Reconocimiento requerido de los padres”. Esto sucedió a mediados de la década de los 90 cuando caminaba por un paso en la Vía Verde de Broad River en Boiling Springs, Carolina del Norte. En una conversación con amigos, comentaba sobre lo que yo entendía acerca de El Gran Reconocimiento; mientras compartía, sentía una emoción burbujeante en mí. El resplandor de esa conversación permaneció conmigo durante esa noche, la semana siguiente, e incluso una década después. Esa experiencia transformó mi comprensión de la educación. La educación ya no era una actividad. La educación era una participación con Dios Espíritu Santo.
Desde ese día, dos preguntas razonables siempre han moderado y equilibrado esa emoción inicial. La primera pregunta es: “¿Es esto verdad?”. Ciertamente El Gran Reconocimiento es un concepto maravillosamente vigorizante, que llena la enseñanza y la crianza de los hijos con un significado nuevo y vibrante. Pero, ¿está basado en la realidad o es solo una ilusión? La segunda pregunta es: “¿Por qué es así?”. Si el Espíritu Santo se involucra cada vez que se está llevando a cabo una verdadera educación, ¿por qué lo hace? ¿Cómo se relaciona esto con el ministerio más amplio del Espíritu Santo? Después de diez años de reflexión sobre estas dos preguntas, compartiré algunas de las respuestas que he encontrado.
La primera pregunta es: “¿Es esto verdad?”. Como cristiano evangélico que soy, creo que la fuente de información más confiable es la Biblia misma. Si la Biblia enseña un concepto, entonces puedo aceptar ese concepto con total confianza. Una fuente secundaria de información es lo que Dios, el Espíritu Santo ha estado enseñando a la iglesia a través de los siglos desde su inicio. Una verdad encontrada en las Escrituras que ha sido reafirmada por la iglesia en los siglos siguientes es una verdad que es verdaderamente confiable.
Encontramos que la Escritura realmente revela a Dios, el Espíritu Santo como el instructor de la humanidad. Un ejemplo temprano ocurre en el libro del Éxodo. Moisés le cuenta a la gente acerca de un maestro artesano llamado Bezaleel. Moisés afirma que Bezaleel es un “experto en trabajar con oro, plata y bronce”. ¿Dónde obtuvo Bezaleel este conocimiento de la artesanía? Moisés explica: “Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel (…) y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte … “.[1] En otras palabras, el Espíritu de Dios fue el maestro de Bezaleel. Le dio a Bezaleel no solo sabiduría, sino también experiencia en una amplia variedad de lo que podríamos pensar que son habilidades no religiosas, como el grabado, el montaje y el tallado.
Un ejemplo posterior es el Rey Salomón. Salomón oró por sabiduría, y Dios respondió a esa oración. La sabiduría de Salomón se muestra en el inspirado libro de Proverbios, que proporciona guía atemporal para la vida piadosa para todas las generaciones. Pero las Escrituras muestran que Dios también ayudó a Salomón a entender la botánica, un campo del conocimiento comúnmente considerado como “secular”:
Dios dio a Salomón sabiduría y entendimiento muy grande, y ciencia tan vasta como las arenas de la orilla del mar… Compuso unos 3.000 proverbios y escribió 1.005 canciones. Podía hablar con autoridad sobre todo tipo de plantas, desde el gran cedro del Líbano hasta el pequeño hisopo que crece en las grietas de una pared. También podía hablar de animales, aves, pequeñas criaturas y peces.[2]
Más tarde, el profeta Isaías proclama que Dios es el maestro no solo de individuos famosos como Bezaleel y Salomón, sino también del hombre común. Dios enseña al agricultor la ciencia secular de la agricultura:
El agricultor sabe exactamente qué hacer porque Dios le ha dado entendimiento. Nunca se usa un mazo pesado para trillar el comino negro, sino que se golpea con varas livianas. Nunca se pasa una rueda de trillar sobre el comino, al contrario, se golpea suavemente con un mayal. El grano para el pan se muele con facilidad, por eso no lo tritura demasiado. Lo trilla bajo las ruedas de una carreta, pero no lo pulveriza. El Señor de los Ejércitos Celestiales es un maestro maravilloso, y le da gran sabiduría al agricultor.[3]
Confirmando el Gran Reconocimiento, Isaías proclama que nuestro Dios “es un maestro maravilloso”. En este sentido, el salmista se refiere explícitamente a la actividad de Dios como maestro: “¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?”.[4]
El libro de Daniel también muestra cómo Dios es el maestro de la humanidad. Daniel anuncia que Dios “da sabiduría a los sabios y conocimiento a los estudiosos.”[5] El mismo Daniel fue beneficiario de la instrucción de Dios: “A estos cuatro jóvenes Dios les dio aptitud excepcional para comprender todos los aspectos de la literatura y la sabiduría.”[6] Vemos que el conocimiento, la sabiduría y la habilidad no se logran solo por el esfuerzo humano, sino por la provisión de Dios mismo.
Esta enseñanza general se hace aún más específica en los libros deuterocanónicos de la Biblia, que son reconocidos como inspirados por las iglesias Católica y Ortodoxa. Estos libros también son considerados edificantes por las iglesias Anglicana y Luterana. En el libro de la Sabiduría, el autor escribe:
“¡Que Dios permita que pueda hablar correctamente de ella y apasionarme por ella en la medida de los beneficios recibidos! Porque Él es quien conduce a la Sabiduría y dirige a los sabios. Estamos en las manos de Dios, nosotros, nuestras palabras, nuestras reflexiones y nuestras habilidades. Fue Él quien me concedió un conocimiento verdadero de los seres, para conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos, el comienzo, el fin y el entretiempo, las posiciones del sol y la alternancia de las estaciones, los ciclos del año y el movimiento de las estrellas, las diferentes especies y el comportamiento de las fieras salvajes, el poder de los espíritus y los problemas de los hombres, la variedad de las plantas y las propiedades de sus raíces. Supe, pues, todo lo que está oculto y todo lo que se ve, puesto que la Sabiduría que lo ha hecho todo me lo enseñaba.[7]
Este notable pasaje indica que Dios concede el entendimiento en muchas ramas de la ciencia, desde la astronomía hasta la psicología. De hecho, incluso la distribución de habilidades y oficios es aparentemente a discreción de Dios, ya que todo entendimiento y habilidad está “en Su mano”.
El Nuevo Testamento continúa dando testimonio del papel divino en la adquisición de la sabiduría. Por ejemplo, el Apóstol Santiago escribe sobre “la sabiduría que viene del cielo”.[8] Pero hemos visto en el Antiguo Testamento que la sabiduría no se refiere solo a asuntos sagrados o espirituales. De hecho, Santiago escribe que “toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto”.[9] Esto incluye, por ejemplo, el don del conocimiento agrícola para el agricultor.
Los maestros cristianos en siglos anteriores han reafirmado esta enseñanza. Un ejemplo notable es Abraham Kuyper (1837-1920). Kuyper era un teólogo reformado que escribió extensamente sobre el tema de la gracia común. En sus escritos, insistió en que el crecimiento en el aprendizaje no puede continuar sin la participación del Espíritu Santo:
No podemos dejar de permanecer expuestos al (…) peligro, mientras este oscurecimiento de la comprensión humana no reciba contrapeso en la iluminación de ese entendimiento por el Espíritu Santo. Aparte de la gracia común, el declive de la ciencia se habría vuelto absoluto sin esa iluminación del Espíritu Santo.[10]
Kuyper enseñó que esta iluminación se extendía no solo a los convertidos, sino a todas las personas, debido a la gracia común de Dios.
Basándome en toda esta declaración presentada arriba, y confirmado por el testimonio presentado por Charlotte Mason, afirmo con confianza El Gran Reconocimiento. Encuentro que la verdad es una ayuda e inspiración reales y relevantes a diario. Pero la pregunta sigue siendo: ¿por qué el Espíritu Santo se dignó a realizar este ministerio? A menudo escuchamos que el ministerio del Espíritu Santo es glorificar a Cristo. Un catecismo reciente desarrollado por el Reverendo J.I. Packer declaró que el ministerio del Espíritu Santo es el siguiente:
El Espíritu Santo imparte vida en todas sus formas a través de toda la creación de Dios, reúne a los creyentes con Jesucristo, mora dentro de cada creyente, convence a los creyentes del pecado, aplica la obra salvadora de Jesús a la vida del creyente, guía a la Iglesia hacia la verdad, llena y empodera a los creyentes a través de los frutos y dones espirituales dados a la Iglesia, y ayuda a comprender las Escrituras que el mismo Espíritu inspiró.[11]
El tema a través de todos estos ministerios es traer a las personas a Cristo y traer a Cristo a las personas. Si ese es el caso, entonces, ¿cómo encaja la obra divina de la educación en este ministerio? ¿Es una distracción del Espíritu Santo de Su actividad primaria?
Reflexioné esta pregunta a lo largo de los años mientras continuaba mi propio viaje de fe. Nací y me bauticé en la Iglesia Episcopal, pero dejé esa iglesia en la escuela secundaria cuando experimenté un despertar espiritual a una relación personal con Cristo. Pasé los siguientes veinte años asistiendo a iglesias Bíblicas, hasta que poco después descubrí el Gran Reconocimiento de Charlotte Mason. En ese momento, en 2007, volví a mis raíces y me uní a la Iglesia Anglicana, aunque esta vez con firmes convicciones evangélicas.
Al sumergirme de nuevo en la liturgia tradicional y en los escritos de la tradición Anglicana, comencé a notar alusiones en los escritos de Charlotte Mason que había pasado por alto antes. Mason citó o aludió a una amplia variedad de fuentes, pero rara vez especificó la suya. A menudo estas alusiones no están entre comillas, por lo que es fácil extrañarlas y no darse cuenta de que está evocando una fuente que pensó que sería familiar para su audiencia. Una de estas fuentes es su amado Libro Anglicano de La Oración Común.
En el Libro de la Oración Común, el catecismo anglicano define a un sacramento como un “signo externo y visible de una gracia interna y espiritual que se nos concede, dispuesto por Cristo mismo, como medio que nos la confiere, y prenda que nos asegura de ello.” El uso de la palabra “medio” aparece también en la sección de Acciones de Gracias, donde la oración dice: “Te bendecimos por la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo, por medio de la gracia y por la esperanza de gloria”. En el léxico Anglicano, entonces, la frase “medio de gracia” es sinónimo de “sacramento” y es “un signo externo y visible de una gracia interna y espiritual”.
Este lenguaje puede ser fácilmente malinterpretado por evangélicos y católicos por igual. Los evangélicos tienden asociar la gracia con la salvación: es la gracia de Dios la que nos permite ser justificados sobre la base de los méritos de Cristo. Del mismo modo, los católicos a menudo creen que la gracia salvadora se transmite en la recepción de los grandes sacramentos del bautismo y de la Cena del Señor.[12] Sin embargo, en estas y otras tradiciones cristianas, la gracia también puede referirse a cualquier bendición de Dios. Podría ser algo tan simple como una oración respondida o un avivamiento de la esperanza. Este tipo de uso es especialmente común en el contexto anglicano de Mason, en el que ella llega hasta definir la gracia como “el toque de Dios”.[13] Así que en el contexto anglicano de Mason, la frase “medio de gracia” no es una referencia ipso facto a la transmisión de la gracia salvadora.
En la tradición anglicana, los sacramentos del bautismo y la Cena del Señor son canales verdaderos y reales de la gracia de Dios, pero esta gracia toma muchas formas. La salvación misma todavía se recibe solo por la fe, pero otras bendiciones son recibidas a través de los sacramentos por la gracia de Dios. Muchos anglicanos extienden este concepto más allá de los sacramentos familiares del bautismo y de la Cena del Señor, y usan terminología sacramental para referirse a la participación directa de Dios en su creación.[14] Un teólogo contemporáneo que habla de sacramentos bajo esta luz es N.T. Wright, considerado por la revista Cristianity Today como “uno de los mejores teólogos de nuestro tiempo”.[15]
Wright argumenta que los sacramentos deben ser entendidos como puntos especiales, establecidos por Jesús y utilizados por el Espíritu Santo para traer la presencia de Dios y la nueva creación al mundo. Tal teología sacramental se basa en la visión bíblica del mundo del cielo y la tierra, siendo entendida como dimensiones entrelazadas del orden creado en lugar de distantes unos de otros.
La naturaleza ordinaria y terrenal de los sacramentos es un signo indispensable de que la meta de la salvación cristiana sea una tierra renovada y transformada, en lugar de escapar de ella. Esta comprensión del bautismo y de la [Cena del Señor] a su vez apunta a un mundo lleno de posibilidades sacramentales, ya que cada cosa buena que Dios ha creado puede anticipar potencialmente la nueva creación y convertirse en un canal de la presencia de Jesús resucitado.
Tal conexión anima a aquellos que reconocen a Jesús en el partimiento del pan también a reconocerlo sacramentalmente en las personas que sufren y que ayudan y cuidan (Mateo 25:31 -46).[16]
Para Wright, “todo bien que Dios ha creado puede (…) convertirse en un canal de la presencia de Jesús resucitado”, es decir, todo lo bueno tiene el potencial de convertirse en un medio de gracia.
Mientras releía los escritos de Mason a través de estos lentes anglicanos, noté que Mason a veces usa las frases “signo exterior y visible”, “gracia interior y espiritual” y “medio de gracia”. Estos están claramente destinados a evocar la definición sacramental del catecismo. Sin embargo, lo hace en áreas no relacionadas con los sacramentos familiares del bautismo y la Cena del Señor. Un ejemplo es cuando Mason escribe sobre arte (énfasis agregado):
Siempre hay aquellos presentes con nosotros a quienes Dios susurra al oído, a través de los cuales envía un mensaje directo al resto. Entre estos mensajeros están los grandes pintores que nos interpretan algunos de los significados de la vida. Leer bien sus mensajes es algo que correrá por nuestra cuenta. Pero esto, al igual que otros buenos regalos, no se da de forma natural. Es la recompensa del estudio humilde y paciente. No es en un día o un año que Fra Angélico nos diga de la belleza de la santidad, que Giotto nos confíe su interpretación del sentido de la vida, que Millet nos diga de la sencillez y dignidad que pertenecen al trabajo de la tierra, que Rembrandt nos muestre la dulzura de la humanidad en los rostros de la gente común.
El signo exterior y visible es de menos momento que la gracia interior y espiritual.[17]
Mason también usa terminología sacramental al describir la naturaleza:
También, esa otra doctrina profunda tenida en cuenta en nosotros, que la “naturaleza” es sacramental, no solo en el sentido de que es un signo externo y visible de las cosas con sentido espiritual, sino también que es un medio de gracia por el cual recibimos la misma, es decir, un gran contenido, simplicidad, humildad y sanación.[18]
Varios otros ejemplos se pueden encontrar en los escritos de Mason. Cuando Mason escribe de esta manera, ella no está diciendo que el arte o la naturaleza impartan salvación. Más bien, dice que en la práctica de estas actividades, uno puede encontrar “el toque de Dios”.
Una vez que me di cuenta de que Mason tenía esta lente sacramental, comencé a buscar con más diligencia para entender cuán significativo era este concepto para su filosofía de educación. Fue entonces cuando caí en cuenta de la parte central de Juan 6 en su pensamiento. Juan 6 es el famoso pasaje en el que Jesús dice: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”[19] Más adelante Jesús dice: “De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”[20]
Los evangélicos generalmente no interpretan este pasaje como una referencia a la Cena del Señor. Por ejemplo, el Bible Knowledge Commentary/[Comentario del Conocimiento Bíblico] dice:
Beber “Su sangre” es otra figura llamativa de expresión…. Jesús hablaba de Su expiación por medio de Su muerte y de dar vida a aquellos que se apropian personalmente en él (véase Juan 6:63). La fe en la muerte de Cristo trae vida eterna (véase el 40, 47, 50-51) y (más adelante) resurrección corporal (véase el 39–40, 44).[21]
Este comentario reconoce que “Jesús es el ‘alimento’ necesario del hombre”, pero insiste en que este “pan de vida” es “comido” al estar en una relación correcta con Cristo: “Y una vez que alguien tiene una relación correcta con Jesús, encuentra una satisfacción que es eterna, no temporal”.[22]
Por el contrario, muchos católicos dicen que en Juan 6, Cristo está hablando de gracia salvadora en la Cena del Señor.[23]Por ejemplo, la Biblia de Estudio Católico Ignatius habla de Juan 6:53 de la siguiente manera:
[E] en la carne… Beba su sangre: Jesús está hablando literal y sacramentalmente.
Jesús nos da, no su carne mortal como fue durante su ministerio terrenal, sino su humanidad glorificada como fue después de resucitar de entre los muertos. Por eso se llama a sí mismo el “pan vivo” (6:51).[24]
Según este punto de vista, cuando Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida”, quiso decir que la vida de gracia debía ser recibida por medio de los elementos de la Cena del Señor, que se convierten en su cuerpo y sangre.
La perspectiva anglicana comparte elementos de ambos puntos de vista, pero no se alinea perfectamente con ninguno de los dos.[25] En el punto de vista anglicano, Cristo está hablando sacramentalmente en Juan 6. Sin embargo, “comer” su cuerpo y su sangre se refiere a algo más que a lo que sucede en la Cena del Señor. Informados por la visión reformada, los anglicanos creen que los méritos del cuerpo y la sangre de Cristo son recibidos por la fe, y es a través de la fe que se recibe la salvación.
Mason toma esta amplia perspectiva anglicana y la vincula directamente con el modelo fundamental de educación. En su catecismo educativo, se refiere a Juan 6 cuando escribe:
Este punto de vista arroja luz sobre la Doctrina Cristiana ¿Acaso esta doctrina de las ideas como alimento espiritual necesario para sostener la vida inmaterial arroja alguna luz sobre las doctrinas de la religión cristiana?
Sí; el Pan de Vida, el Agua de Vida, la Palabra por la cual vive el hombre, una “comida que comer, que vosotros no sabéis” y mucho más, dejan de ser expresiones figurativas, excepto que debemos usar las mismas palabras para nombrar lo corporal y el sustento incorporal del hombre. Además, entendemos cómo las ideas que emanan de nuestro Señor y Salvador, que son de Su Esencia, son la carne y bebida espiritual de Su pueblo creyente. Encontramos que ya no es un “dicho duro”, ni un dicho oscuro, que debemos sostener nuestro ser espiritual sobre Él, incluso como nuestros cuerpos sobre el pan diario.[26]
En esta notable y fundamental declaración de Mason, ella conecta “ideas emanadas de nuestro Señor y Salvador” con el décimo punto de su credo educativo:
La mente de un niño tampoco es un simple saco para contener ideas, sino más bien, si se permite la figura, un organismo espiritual con apetito por todo conocimiento. Esta es su dieta apropiada, la que está preparada para soportar, y la que puede digerir y asimilar así como el cuerpo hace con los alimentos[27]
Al conectar a Juan 6 a este punto, vemos que Mason está haciendo la sorprendente afirmación de que las ideas de las que se alimenta el alma pueden ser pensadas como el Cuerpo de Cristo.
Al considerar esto, debemos recordar que el Apóstol Juan comienza su Evangelio con las palabras: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”[28] En este versículo, San Juan llama a Cristo el Logos, que traducimos “la Palabra”. El teólogo Mathew Henry insiste en que “la segunda persona de la Trinidad se llama apropiadamente la Palabra; porque él es esa eterna Sabiduría esencial que el Señor poseía”.[29] Cuando Mason escribe de “ideas emanadas de nuestro Señor y Salvador, que son de Su esencia”, habla de Cristo el Logos, que es la Sabiduría de Dios. Puesto que la Palabra y la Sabiduría son de Su esencia, por lo tanto las ideas vivas emanan de Él. Y puesto que vivimos de estas ideas, Mason las asocia con el Cuerpo de Cristo.
¿Está Mason fuera de lugar al hacer tal afirmación? Por ejemplo, ¿debería reservarse el término “Cuerpo de Cristo” únicamente a los elementos de comunión de la Cena del Señor? Bueno, incluso los apóstoles mismos usan el término “Cuerpo de Cristo” de otras maneras. Por ejemplo, San Pablo se refiere a la iglesia como el cuerpo de Cristo: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”[30] Además, observamos que los comentaristas evangélicos de Juan 6 aplican el término “Cuerpo de Cristo” metafóricamente para referirse a todos los beneficios que pueden recibir de Cristo:
“Comer” el Pan vivo es una figura de expresión que significa creer en Él, como la ilustración de venir a Él (v. 35), escucharle, (v. 45), y verle (v. 40).[31]
Si los apóstoles, junto con los comentaristas modernos, se refieren al “Cuerpo de Cristo” de tantas maneras, ¿es de sorprendernos que Mason asocie el término con las ideas vivas que emanan de Cristo en una educación viva?
En la visión del mundo centrada en Cristo de Mason, Cristo el Creador es la fuente de toda vida, ya sea física, intelectual o espiritual. Esta visión del mundo se presenta más claramente en sus comentarios sobre Juan 6:27:
Toda la vida que tenemos, de cualquier clase, es la vida de Cristo, y a medida que nos demos cuenta de lo que es menor, percibiremos que, por muy poco que sea, es lo más grande, y que cada vez que comamos del pan y bebamos del vino llegará a nosotros en un menor grado sacramental. Pero la vida, como el tabernáculo en el desierto, tiene sus tres atrios. Está el atrio exterior donde los seres vivos florecen y dan fruto, comen y beben, duermen y juegan; y esta vida es sagrada, el principio de la vida donde la enfermedad y la fiebre no extinguen, sino que liberan. Existe el Lugar Santo donde no todos los seres vivos caminan, sino solo la humanidad, porque los hombres pueden pensar y amar; esta vida también se sustenta en Cristo, quien es nuestra vida. Dentro, está el Lugar Santísimo, donde el hombre se comunica con Dios y recibe conscientemente en Cristo, la vida de su espíritu.[32]
Según Mason, ya sea que estemos sosteniendo nuestros cuerpos, nuestras mentes o nuestros espíritus, nos estamos alimentando de Cristo, el creador que es la fuente directa y personal de todos los buenos dones. Mason resume este punto de vista cuando se refiere al pan de Cristo como un sacramento. En un poema sobre Juan 6:52, escribe:
Un hombre como otros hombres está en medio de nosotros;
Clama: “¡Yo soy el Pan, debéis comer o moriréis!
¡Soy el único sustento de todo el mundo!”
Observad, no [solo] para los judíos él viene, el mundo
¡Compartirá este sacramento, Su carne! Todos los hombres
Vendrán y comerán— y habrá suficiente— Su “carne”,
Los hombres comen del cordero sacrificial.[33]
En este poema, Mason no habla en un sentido restrictivo acerca de la Cena del Señor. Ella está hablando de cómo toda la gente debe “comer” del “Pan” de Cristo o de lo contrario morir. Porque todo lo que da vida tiene su origen en Cristo.
Es este concepto teológico el que, para mí, explica por qué El Gran Reconocimiento funciona de esa forma. La razón por la que el Espíritu Santo participa en nuestra educación es porque el ministerio del Espíritu Santo es glorificar a Cristo. Cuando los cuerpos, las mentes y las almas son despertados, ellos son despertados al Señor Cristo mismo. Mason escribió: ‘‘Parece que el alma de todos los niños espera por el llamado del conocimiento para despertar a una vida placentera.’’[34] ¿Qué es una vida encantadora si no conocer a Cristo? Él es “la verdadera luz, quien da luz a todos”.[35]¡Aquí tenemos algo que es central para el ministerio del Espíritu Santo! Cuando nos acercamos a la educación con fe y confianza, entramos en el espacio sagrado donde, en palabras de N.T. Wright, “cielo y tierra” se reúnen, “literalmente”.[36]
Referencias
[1] Éxodo 35:31-32, Biblia Reina Valera 1960.
[2] 1 Reyes 4:29-33, Santa Biblia Nueva Traducción Viviente, Tyndale House Publishers Inc., Carol Stream, IL, 2015.
[3] Isaías 28:26-29, Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente NTV, Tyndale House Publishers Inc., Carol Stream, IL, 2015.
[4] Salmo 94:10, Santa Biblia, Versión Reina Valera RV1960
[5] Daniel 2:21, Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, Tyndale House Publishers Inc., Carol Stream, IL, 2015.
[6] Daniel 1:17, Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente NTV Tyndale House Publishers Inc., Carol Stream, IL, 2015.
[7] Sabiduría 7:15, 16, 18-22 Biblia Latinoamericana Sabiduría 7:17 Biblia de Jerusalén.
[8] Santiago 3:17, Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, Biblica, Inc., 2011.
[9] Santiago 1:17, Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, Biblica, Inc., 2011.
[10] Kuyper, A., Wisdom and Wonder/Sabiduría y Maravilla: Common Grace in Science & Art/Gracia Común en Ciencia y Arte, Christian Library Press, Arlington Heights, IL, 2011, pg. 52.
[11] Packer, J., Ser cristiano: Un Catecismo Anglicano, pg. 27.
[12] Véanse, por ejemplo, los siguientes párrafos del Catecismo de la Iglesia Católica (2ª Ed.), Conferencia Católica de los Estados Unidos, 2000:
- 1407 “La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia.”
- 1332 “La Santa Misa (Missa), porque la liturgia en la que se realiza el misterio de la salvación concluye con el envío (missio) de los fieles, para que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana”.
- 1279 “El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.”
- 1163 “Al conmemorar así los misterios de la redención, abre a los fieles la riqueza de las virtudes y de los méritos de su Señor, de modo que se los hace presentes en cierto modo, durante todo tiempo, a los fieles para que los alcancen y se llenen de la gracia de la salvación.”
Otros párrafos pertinentes son los 1257, 1265, 1266, 1392 y 1393.
[13] Mason, C., Scale How Meditaciones/[Meditaciones Scale How], Lulu.com, 2011, pg. 49.
[14] Este concepto ciertamente no se limita a los anglicanos. Teólogos católicos y ortodoxos también han expresado opiniones similares. Ver por ejemplo, For the Life of the World/Para la Vida del Mundo de Alexander Schmemann
[15] logos.com sitio de internet Recuperado 24 de marzo de 2016 (https://www.logos.com/products/search?q=nt+wright&Author=12027%7cN.+T.+Wright&redirecttoauthor=true)
[16] Kuhrt, S., Tom Wright for Everyone/[Tom Wright para todos], The Society for Promoting Christian Knowledge/La Sociedad para la Promoción del Conocimiento Cristiano, 2011, pg. 61-62.
[17] Mason, C., Ourselves/[Nosotros mismos], Tyndale House Publishers, Wheaton, IL,1989, pg. 102.
[18]The Parents’ Review/[La opinión de los padres]: Una revista mensual de formación en el hogar y cultura, (Vol. 14, 1903, pg. 389).
[19] Juan 6:35, Versión Reina Valera VRV 1960.
[20] Juan 6:53, Versión Reina Valera VRV 1960.
[21] Walvoord, J. Ed., The Bible Knowledge Commentary/[Comentario del Conocimiento Bíblico]-An Exposition of the Scriptures/Una Exposición de las Escrituras por Dallas Seminary Faculty-New Testament/Seminario de Dallas Facultad de Nuevo Testamento, Chariot Victor Publishing, Elgin, IL, 1998.
[22] Walvoord, J. Ed., The Bible Knowledge Commentary/[Comentario del Conocimiento Bíblico]-An Exposition of the Scriptures/Una Exposición de las Escrituras por Dallas Seminary Faculty-New Testament/Seminario de Dallas Facultad de Nuevo Testamento, Chariot Victor Publishing, Elgin, IL, 1998.
[23] Los párrafos 1407, 1332 y 1163 del Catecismo de la Iglesia Católica (2ª Ed.), Conferencia Católica de los Estados Unidos, 2000, proporcionan apoyo doctrinal para esta interpretación.
[24] Santa Biblia, Hahn, Scott Ed., Ignatius Catholic Study Bible: New Testament/[Nuevo Testamento, Ignatius Press], San Francisco, CA, 2010.
[25] El punto aquí no es evaluar las diversas perspectivas, sino aclarar los fundamentos teológicos propios de Mason. Esta aclaración nos ayudará a entender las declaraciones teológicas de Mason sobre la educación.
[26] Mason, C., Parents and Children/[Padres e Hijos]- Chapter 22 A Catechism of Education Theory / Capítulo 22 Un catecismo de teoría educativa, Tyndale House Publishers, Wheaton, IL, 1989, pg. 246.
[27] Mason, C., Parents and Children/[Padres e Hijos], Tyndale House Publishers, Wheaton, IL, 1989, Prefacio.
[28] Juan 1:1, Santa Biblia, Versión Reina Valera 1960
[29] Henry, M., Matthew Henry’s Concise Commentary on the Whole Bible/[Comentario conciso de la Biblia de Mathew Henry], Thomas Nelson, Edimburgo, Escocia, 2003, pg. 1915.
[30] 1 Corintios 12:27, Santa Biblia, Version Reina Valera 1960
[31] John 6:51, Walvoord, J. Ed., The Bible Knowledge Commentary-An Exposition of the Scriptures by Dallas Seminary Faculty-New Testament/[El comentario del conocimiento de la Biblia-Una exposición de las Escrituras] por el Seminario de Dallas Facultad de Nuevo Testamento, Chariot Victor Publishing, Elgin, IL, 1998.
[32] John 6:51, Walvoord, J. Ed., The Bible Knowledge Commentary-An Exposition of the Scriptures by Dallas Seminary Faculty-New Testament/[El comentario del conocimiento de la Biblia-Una exposición de las Escrituras] por el Seminario de Dallas Facultad de Nuevo Testamento, Chariot Victor Publishing, Elgin, IL, 1998.
[33] Mason, C., The Saviour of the World/[El Salvador del Mundo]. Volumen IV: The Bread of Life/ El Pan de Vida, Rutledge Revivals Taylor y Francis, Kindle Edition 2015, pg. 58.
[34] Mason, C., Towards a Philosophy of Education/ [Hacia una filosofía de la educación], Tyndale House Publishers, Wheaton, IL, 1989, pg. 25.
[35] Juan 1:9, Santa Biblia, Traducción Nueva Vida, Tyndale House Publishers Inc., Carol Stream, IL, 2015.
[36] Wright, N., Hebrews for Everyone/[Hebreos para Todos], Westminster John Knox Press, Louisville, KY, 2004, pg. 82.