Los métodos de enseñanza de Charlotte Mason

Los métodos de enseñanza de Charlotte Mason

Traducido de “The Teaching Methods of Charlotte Mason” por el equipo voluntario de traductores CMO copyright 2021.

Nota del editor: En 1902, George F. Husband dejó Stockton-on-Tees para trabajar en el sistema escolar del municipio vecino de Middlesbrough. Allí, ascendió hasta eventualmente convertirse en director de una escuela primaria. Pero esta no era una escuela común y corriente. Era una escuela «en la que los niños venían de los sectores más pobres y de peor fama de los barrios desamparados, acostumbrados a lo malo y con poco conocimiento o esperanza de algo mejor». Y fue allí donde trabajó duramente, hasta que descubrió un libro verde de tapa dura. Él escribe:

«No tenía experiencia y todavía no he estado en ninguna escuela de la P.N.E.U (Unión Nacional de Padres Educadores UNPE) ni he visto ningún otro trabajo de la P.N.E.U aparte del mío. Solo había leído los libros de Charlotte Mason y, en mi interior, sabía que decían la verdad».

Husband aplicó con esmero los principios y prácticas que aprendió de los libros de Mason. Adoptó la filosofía y llevó a cabo los programas. Y lo que le sucedió después no fue menos que extraordinario. El 2 de enero 1924, en la reunión anual de la PNEU en Londres, Husband «describió la transformación causada por la introducción del sistema de la señorita Mason…»

Este artículo aparece en la edición del mes siguiente de La Revista de los Padres.En el artículo, Husband describe «los métodos de enseñanza de Charlotte Mason» que él implementó como «un experimento». Es un experimento que se llevó a cabo en la escuela «Lower East Street Boys School», el último lugar donde uno esperaría lograr un despertar actuando sobre el conocimiento.

Por G. F. Husband
La Revista de los Padres, 1924, pp. 94-102

La educación es una preocupación de todo el mundo, de alumnos, maestros, padres, contribuyentes y a nuestra profesión se la bombardea a menudo con nuevas ideas. «Los programas pueden ir y venir, pero las escuelas continuarán para siempre». Nunca hemos tenido un esquema perfecto y nunca lo tendremos porque cuanto más avanzamos, más vemos que hay que avanzar. Además, «Muchos hombres, muchas mentes». Dos personas igualmente capaces y serias pueden llegar a conclusiones diametralmente opuestas sobre el mismo tema.

El sastre corta el traje, el carpintero le da forma a la puerta. De inmediato saben si el nuevo método es efectivo o no. Los maestros deben esperar meses, tal vez años, para probar una nueva idea.

Algunos maestros se ven influenciados por cualquier idea. Eso no es muy sensato y pocas veces se logra mucho. Otros se niegan a considerar cualquier idea nueva. Generalmente, eso es indicio de la estupidez autosuficiente de una mente chata. Cualquiera sea la causa, no es la actitud correcta, ya que es nuestro deber considerar todas las innovaciones y adoptarlas o adaptarlas según nuestras necesidades.

Además, también están aquellos que, tras un ligero vistazo, emiten una opinión enfática. Eso es deshonesto. No se deben expresar opiniones definitivas sobre temas de los cuales se sabe poco o nada. También conviene recordar que lo que decimos o pensamos sobre un hecho no altera el hecho en sí: que cada vez que nos sentamos a juzgar un gran movimiento, este también nos juzga a nosotros. Tengo en mente un maestro que, después de algunas consultas, expresó: «¡Oh! Yo no adoptaré el programa de la señorita Mason: no deja nada para el maestro».

A los que conocemos el programa, este comentario nos hace sonreír. Lo que dijo el maestro, efectivamente, fue lo siguiente: «Ante mi clase yo soy «el gran yo soy», sí lo soy, y la señorita Mason no me destronará».

Nuestras escuelas primarias han sido objeto de muchas críticas recientemente, críticas que considero insensatas, porque se intenta medir algo que es apenas ponderable y, lo que es peor, se intenta medir con un criterio falso. Cada uno de nosotros sabe la revolución que ha tenido lugar, durante la última década, en el trabajo de la escuela primaria; sin embargo, surgen permanentemente críticos que intentan calibrar el producto moderno con el estándar de mediados de la era victoriana de su propia niñez.

Entonces, ¿cómo vamos a juzgar si una escuela es efectiva o no? He tenido muchos visitantes en mi escuela desde que adopté el programa de la P.N.E.U y siempre me interesa su punto de vista. Les pregunto a cada uno de mis lectores, si visitaras una escuela,

¿Cómo la juzgarías?

¿Qué buscarías?

¿Verificarías que la escritura fuera tan buena como la tuya? ¿O el trabajo manual? ¿O el trabajo de costura? ¿O el dibujo? ¿O la ortografía? (Siempre me preguntan sobre la ortografía). ¿Querrías leer algunas composiciones para ver si son tan singulares u originales como las tuyas?

¿Cómo la juzgarías?

Los temas que he enumerado son importantes, pero el éxito en ellos es relativo y depende de muchos factores. Sin minimizar de ninguna manera su importancia, considero más importante lo siguiente. No se los doy en orden de mérito: se superponen y son interdependientes.

Primero: ¿Los niños son LIBRES? ¿O es el maestro una fuerza impulsora? ¿Los niños trabajan por sí mismos? Escuchamos mucho a los maestros hablar sobre el estudio infantil. ¿Alguna vez has considerado cuánto del estudio del maestro se impone a los niños? Algunos maestros dominan cada acción y pensamiento de sus alumnos. Para el niño, el trabajo debería ser más importante que el maestro, quien debería ser la persona menos visible en el aula. Buscaría, entonces, un trabajo feliz, hecho con ganas y sin restricciones o miedo al castigo. Este es el objetivo de todos los planes y programas que están llamando la atención en el mundo de la enseñanza. Consíguelo, y el ideal será el más alto posible para tu escuela en particular.

Segundo: ¿Se quedan los niños bajo el liderazgo de su maestro? ¿Dependen de él para informarse? ¿O están aprendiendo a servirse solos del entorno maravilloso que los rodea? Pues, después de todo, cuando el niño deja la escuela, recién está comenzando con su educación. Le quedan años y años por delante en los que tendrá que educarse a sí mismo. Los grandes maestros del mundo no son directores ni directoras de escuela. Son los escritores de libros o poetas, dramaturgos, científicos; y pintores, escultores, músicos. El señor Wood, Presidente del Consejo de Educación, escribiendo a la Comisión de Exposición del Nottingham Education Week, dijo:

«No hay nada que pueda hacer visible el trabajo real e invisible de una escuela: el entrenamiento de la mente y del carácter. No se puede pesar la educación con balanza y venderla o donarla y estar satisfechos de que estamos recibiendo una buena ganancia, porque la educación es imponderable… Al niño, yo le diría que siga leyendo hasta que pueda leer con tanta facilidad, que los libros que les parecen difíciles a otros, le parezcan fáciles a él. Entonces, estará en el umbral de la educación y listo para comenzar el trabajo de toda la vida de educarse a sí mismo».

Entonces, ¿los niños están leyendo por si mismos para obtener información directamente de los libros? ¿Lo hacen todos los días, de todas las formas, en todas las materias, o se quedan bajo el liderazgo de su maestro?

Tercero: ¿Reciben ideas vigorizantes acerca de cada relación de la vida, cada área del conocimiento, cada tema de pensamiento? Cuando los niños terminan la escuela, ¿ya han comenzado a valorar la buena literatura, la buena música, el buen arte? ¿Ya están comenzando a entender sus deberes como ciudadanos? ¿Podrán, con un poco más de experiencia, «mirar la vida con firmeza y verla en su totalidad?» Sobre todo, ¿tendrán la mente alerta y activa, lista para aprovechar y asimilar lo esencial del trabajo diario que han emprendido?

Si existe algún impulso en toda la escuela en estas direcciones, entonces la escuela es efectiva.

Esto se logra en las P.U.S (E.U.P Escuelas de la Unión de Padres) por una combinación de:

(a) Los métodos de Charlotte Mason;
(b) Un programa de trabajo.

Consideremos estas por separado.

Me preguntó alguien hace poco, ¿quién es Charlotte Mason?

Charlotte Mason falleció al principio del año pasado, a los ochenta y un años de edad. Durante un tiempo, enseñó como maestra de primaria en Worthing. Más tarde, fue profesora de Método y catedrática de Fisiología en el Colegio de Entrenamiento de Chichester. Si no has leído ninguno de sus libros, entonces recomiendo seriamente School Education [Educación escolar], Home Education [Educación en el hogar], y el folleto A Liberal Education for All [Una Educación Liberal para Todos]. Donde sea que se menciona su nombre, siento la necesidad de contener mi entusiasmo, para no dar una impresión exagerada. Pero siento que un día será considerada como una gran figura entre los reformadores de la educación, no solo de este tiempo, sino de todos los tiempos.

Ella se dio cuenta de que todos los niños poseen poderes de atención y observación sin límites y que continuamente nosotros suprimimos esos poderes.

Pero ¿cómo?

Con preguntas y repeticiones.

«La atención siempre se detendrá si la acostumbramos a depender de ayudas para recordar. Pensamos que nos escucharán por hablar tanto. Repetimos y volvemos a repetir, explicamos e ilustramos porque subestimamos a los niños y restamos importancia al conocimiento. Nuestro error fatal es suponer que somos para el niño los expertos ante el universo y que no existe ninguna comunión entre él y el universo más que la que nosotros elegimos establecer».

Su mensaje para ti es: «Cree en el niño, confía en el niño y su coraje te dejará atónito».

Descubrió varias cosas sobre el funcionamiento de la mente. Esta es una de ellas:

La mente nunca presta toda su atención a nada que tenga la oportunidad de volver a leer o escuchar. Esto es un engaño de la mente que no puedes controlar. No se puede hacer que la mente brinde toda su atención solo por desearlo. Supongamos que sufres mucho dolor, muriéndote de hecho, y un gran médico te dijera: «Sigue estas instrucciones (mostrando una tarjeta) y tu dolor desaparecerá y tú vivirás». Supongamos que yo tomara la tarjeta y dijera: «tienes un minuto para leerla, y después la destruiré». Al instante, tu mente prestaría toda su atención a esos detalles. Y ¿qué harías entonces? Inmediatamente revisarías esas instrucciones en tu mente. Puedo imaginar tus labios moviéndose en el proceso.

En resumen, así son nuestros métodos:

(1) Obligar a la mente a que preste toda su atención, permitiendo una única lectura o contándolo una vez nada más.
(2) Darle la oportunidad de hacer lo que procederá a hacer: narrar. Si no se la das, entonces tendrá hechos no digeridos, una indigestión mental y, generalmente, esa pesadez y desagrado con la escuela se manifiesta en los niños alrededor de los 14 años.

Ahora, esta narración no es una simple recolección superficial de datos. Uno debe narrar al instante. Es un hecho psicológico que

No hay impresión sin expresión.

Es muy fácil decir esto; más difícil es expresarlo en toda su magnitud. Utilizada correctamente, la narración «es un proceso creativo mágico, tanto como cuando el escultor concibe un friso y lo trabaja en bajo relieve en el bloque».

«Cuéntame qué has leído» pronto da paso a tareas definitivas en las cuales el niño se ve obligado a generalizar, inferir, juzgar, visualizar, discriminar, trabajar con su mente de una u otra forma. No hay límites.Al adulto más mentalmente capaz, yo podría darle una tarea sobre la canción de cuna más sencilla, y lo haría pensar.

Tenemos que hacer que el niño trabaje con su mente. Antes de que pueda hacer esto, hay que alimentar su mente. «El conocimiento es a la mente lo que el alimento es al cuerpo: sin ello, uno se desmaya, decae y eventualmente perece, tan seguramente como le ocurre al otro».

Entonces, ¿cómo impartimos el conocimiento? ¿Con lecciones orales?

«Las lecciones orales generalmente no son nada más que charlas tontas y, en el mejor de los casos, están muy por debajo de la presentación indicada de la misma materia por una mente original con el libro correcto. ¿Hay aquí alguien lo suficientemente arrogante para creer que puede enseñar todas las materias de un currículo completo con el pensamiento original y el conocimiento exacto que muestra un hombre que haya escrito un libro sobre el estudio de su vida? La masa de conocimiento que evoca una imaginación vívida y un juicio sensato, adquirida con el tiempo por los libros correctos es mucho mejor, mucho más vívida que si los niños hubieran escuchado las palabras del maestro más eficaz.»

Hace poco visité una escuela en un pueblo vecino. Era considerada la mejor escuela del pueblo. Escuché una clase que dio el director, que tenía una personalidad encantadora y era un maestro entusiasta. Fue el tipo de lección de las cuales yo mismo solía disfrutar, les hacía preguntas a los niños hasta que entraban en un laberinto de dudas y después les preguntaba hasta que salieran: dejando los granos de conocimiento después de que la mente estaba lo suficientemente segura para recibirlos. El maestro disfrutó, y los niños disfrutaron también y se rieron bastante.

La lección duró casi una hora, pero un niño que estuviera entrenado para leer, podría haber adquirido mucha más información en menos de dos minutos con el libro correcto.

Con el libro correcto, eso sí. Hay libros y hay libros de texto. «Los libros de texto suelen ser comprimidos y nuevamente comprimidos por uno o varios libros más grandes. Uno de ellos es aburrido y poco interesante y enumera los detalles; el otro es fácil y encantador. No existe ningún valor educacional en ninguno de los dos», entonces nosotros, desde la P.U.S, los evitamos. Una de las ventajas más excepcionales de la afiliación es que cada semestre nos presentan el libro correcto en el momento indicado. Para cada trimestre, se expide un programa de trabajo. Al final del periodo, se dan preguntas sobre el trabajo de ese trimestre. Se envía una serie de respuestas completas de cada clase a Ambleside. Estas respuestas son calificadas y analizadas. Son devueltas y sirven para ayudar a evaluar el trabajo de los niños. El programa actual es el 97º, lo cual significa que esta selección de libros, este juego de preguntas, este análisis de pruebas ha evolucionado por más de treinta y dos años, verdaderamente un programa de eficacia comprobada.

Consideremos que el trabajo Standard VI y VII ya se ha completado. Las materias que se tratan son: Estudio de la Biblia, Escritura, Dictado, Composición, Gramática Inglesa, Literatura, Historia Inglesa, Historia General, Educación Cívica, Geografía, Historia Natural y Botánica, Ciencias Generales, Aritmética, Geometría, Álgebra, Alemán, Italiano, Latín, Francés, Dibujo, Recitación, Lectura, Apreciación Musical, Canto, Gimnasia, y Artesanía. Solo tengo espacio para hablar sobre una o dos materias. Cada materia del programa es tratada con la misma amplitud como las que trato aquí. Literatura: “The History of English Literature for Boys and Girls” [Historia de la literatura inglesa para niños y niñas] por H.E. Marshall. Sueño de una noche de verano de Shakespeare; ¡Rumbo a Poniente! de Kingsley; Una antología de versos ingleses, Don Quijote.

Consideremos el primer libro. No creo en los libros sobre otros libros, pero esta es una excepción muy categórica. Nos trae por la puerta mágica y nos abre el apetito a tal punto que solo una comida abundante de los libros originales nos satisface. En él, nos presenta durante este trimestre a Faery Queen [La reina Ada] de Edmund Spenser, About the First Theatres [Sobre los primeros teatros], Shakespeare, Jonson, The Revenge [La venganza] y The History of the World [La historia del mundo] de Raleigh y La nueva Atlántida de Francis Bacon.

Preste atención a cómo este se interconecta con el programa de Historia. Donde sea posible, todas las materias se unen de esta forma, cada una dándole luz a la otra.

Historia Inglesa: A History of England [Una historia de Inglaterra], de H. O. Arnold Forster.

Historia General: La historia de la humanidad, de Hendrik van Loon. The British Museum for Children [El museo británico para niños], de Frances Epps. Stories from Indian History [Relatos de la historia de la India].

A La historia de la humanidad no le hace falta ninguna publicidad. De inmediato, uno se da cuenta de cómo se amplía la perspectiva, cómo se muestra a los niños que mucho de lo que saben de la historia inglesa es solo una parte de los grandes movimientos que se extendieron por todo Europa.

[El museo británico para niños] yo lo traduzco como [El museo municipal para los niños].

Educación Cívica: Ourselves [Nosotros mismos], de Charlotte Mason. Vidas paralelas, de Plutarco. Arístides. El vellocino de oro de L.S. Woods

Ourselves[Nosotros mismos], el único instructivo de psicología práctica para niños. Considere el capítulo XVI. Algunas de las causas de la mentira: mentiras maliciosas, mentiras cobardes, la falacia de la reticencia, las fanfarroneadas, las mentiras románticas, las mentiras por el bien de la amistad. Estos temas se tratan de una manera sencilla y directa. Los niños los debaten en relación con todos los incidentes presentados en sus libros o en su experiencia real. La tendencia a mentir pronto se frena en un niño que tiene que presentarse ante una clase que puede analizar fría y justamente sus motivos.

Plutarco: Esta es la sorpresa más grande que tuve. A esta altura, me gustaría recordarles que, antes de adoptar el esquema de la P.N.E.U, no tenía ninguna experiencia con el tema y todavía no he estado en ninguna escuela de esta asociación, ni he visto ningún otro trabajo de la P.N.E.U, aparte del mío. Solo había leído los libros de Charlotte Mason, y sabía en mi corazón, que decían la verdad. Pero, cuando vi a Plutarco en el programa, me pareció un poco ridículo. Mi único contacto con él había consistido en fragmentos aburridos en ediciones comentadas de las obras de Shakespeare. Es uno de los libros que les leemos a los niños y, definitivamente, uno de los más populares, llenos de incidentes cambiantes y detalles que encuentran similitudes con las propias vidas de los niños.

No propongo tratar otros temas. A partir del programa verán que los temas se tratan con el mismo espíritu generoso y que proporcionamos «una educación liberal para todos».

Le mostré el programa de trabajo a un viejo amigo mío que tiene más de setenta años. Es un académico con experiencia y conoce los libros. Revisó los programas para toda una escuela primaria , siguiendo cada materia por toda la escuela, muy metódicamente y con mucho cuidado y, después de algunos minutos de consideración, murmuró: «¡Qué banquete! ¡Qué banquete!»

La narración obliga al maestro a llegar al fondo de la mente del niño. Esta, combinada con un debate mutuo sobre una amplia gama de materias, genera entendimiento. El entendimiento genera confianza y amor y cualquier necesidad de castigo físico y restricción desaparece gradualmente. Una maestra, que previamente había enseñado en la escuela, llamó el otro día. Exclamó de inmediato: ¡Qué feliz está todo el mundo!

«¿Quiere decir los niños?» Le dije.

«Sí» dijo ella «¡y también los maestros!»

No se suponía que fuera un cumplido por el trabajo, pero en realidad sí fue uno de los más grandes cumplidos que he recibido; pues los niños solo están felices cuando están avanzando. No hice ningún comentario porque tengo tanto miedo del elogio que tengo cuidado de ‘resaltar’ cualquier comentario.

También me abstengo de sugerirles a los visitantes en qué direcciones el programa está dando buenos resultados. Un resultado solo se comprueba cuando se hace visible al más casual de los observadores. El año pasado, visitó mi escuela la maestra tradicional de uno de nuestros Colegios de Enseñanza del Norte. Anteriormente, ella había visitado una pequeña escuela primaria P.N.E.U en Gloucestershire. En particular, me dio mucho gusto enterarme después (esto no se mencionó en el momento de la visita) de que en ambas escuelas encontró al mismo espíritu generoso y la misma frescura en los maestros. En mi escuela en particular, se había dado cuenta de que, si bien varios niños eran de la clase libertina y delictiva, cada uno tenía confianza en sí mismo y un cierto respeto por sí mismo. También describió a nuestro método para llevar a cabo el tiempo de oración, y dijo que nunca había conocido un ambiente tan reverente, ni siquiera en una iglesia.

Esto es lo que el programa ha hecho en unas de las escuelas primarias más antiguas y con algunos de los niños más pobres y descuidados de Middlesbrough.

Sabiendo la pesadilla que representa un inspector para la mayoría de los maestros, terminaré citando los comentarios del señor H. M. Richards, cuando ascendió a la silla presidencial de la 25a conferencia anual durante la sesión del martes:

«Estamos esta tarde aquí para escuchar al distinguido director de una gran escuela pública leer un artículo escrito por alguien que creía en el estudio reverendo de grandes pensamientos personificados en la gran lengua, el mismo espíritu de ese Renacimiento del cual nuestras escuelas consiguieron su impulso y su inspiración. Tal vez nos parezca curioso que el director de Westminster, unos de los líderes de una gran profesión, deba convertirse en un discípulo dispuesto de alguien que no era ni maestro profesional. Creo que la razón es que la señorita Mason, con sus propios poderes de mente y corazón, vio algunas de las verdades obvias que nosotros, como profesionales, solemos tardar mucho en darnos cuenta. La verdad que vio es simplemente la siguiente, que todo lo que es grande y hermoso en la literatura, el arte, la música, y en la naturaleza puede atraer, no solo a los adinerados, sino también a los más pobres de nuestro pueblo. Parece muy fácil decir esto, pero demandó mucha valentía y fe hacerlo, y de parte del Consejo de Educación me gustaría hacer un reconocimiento público de la deuda que todos tenemos con la señorita Mason quien, por su valentía y fe, trajo a las escuelas más pobres del país y a los niños más descuidados la oportunidad de ver, sentir y creer en la belleza y en la verdad. Existen muy pocas personas que, como la señorita Mason, logran dejar atrás un trabajo y un mensaje así. A esas personas la muerte no las lastima y la tumba no es nada más que un sendero al éxito continuo».

Discurso a la Asociación de Directores de Middlesbrough.